Clávate en la textura, mi Sanx…o lo que es lo mismo: “Pare de mamar… ¡qué película tan chingona!”.

 

Imagine usted, educado lector, a un joven adolecente a mediados de la década de los 90, levantándose un domingo solo para ir cuan raudo y veloz posible al puesto de periódicos más cercano para comprar la edición dominical del periódico “La Jornada” y no precisamente para sumergirme en sus atinados artículos y columnas de opinión salvajemente de izquierda o enterarme de las ultimas noticias.
Mi objetivo principal era hacerme del suplemento de tiras cómicas semanales.
Y aunque el vicio de cuadritos ha sido una habito mío desde que se leer, en esta ocasión no buscaba las aventuras de Roldan El Temerario, Tarzan, El Principe Valiente y El Fantasma o reírme a quijada batiente con las ocurrencias de Beto el Recluta, Garfield, Carlitos y Snoopy (o como se llamaba la tira en algunos periódicos “Rabanitos”…WTF) o Mafalda.

Y no es que dichas obras tengan algo de malo (Hal Foster es DIOS) pero lo que mis ojos buscaban en esas páginas de historietas por demás alternativas, disruptivas y…pachecas era la frase:
“Estaba un Día El Santos…”

Creado por José Ignacio Solórzano (JIS) y José Trinidad Camacho (Trino), Moneros de origen Tapatío con una visión no retorcida, sino más bien híper realista del mundo que nos rodea, de la realidad y actualidad mexicana, con todos sus asegunes, defectos, virtudes, inconsistencias, tradiciones , usos y costumbres en puro, total y absoluto tono de desmadre.
Usando la referencia obligada del héroe popular que representa el luchador enmascarado, su presencia en los medios como ídolo popular y figura de ficción en el cine y las historietas (siempre he dicho que EE.UU tiene vaqueros y superhéroes, Japón tiene monstruos y samuráis y México tiene luchadores y charros cantores como héroes de la pantalla).

Política, religión, sexualidad, drogas, alcohol, machismo y feminismo, hueva, guarradas escatológicas, referencias constantes a la cultura popular. Todo esto cercano al lector, tan natural como respirar, hablar o caminar, como parte de la vida diaria y no un forzado intento de sonar “políticamente incorrecto”, crear controversia, hacer escandalo o ser un agente de provocación en contra del malvado sistema que nos oprime bajo su yugo de doble moral (oh, como les encanta ese término ¿verdad?) censura, y represión.
Todo en nombre del más puro e inalterado desmadre y la sana alegría que nace de él. No hay causa más noble, chamacos y mocosones…
Mientras en la tele vivíamos la revolución de los “Ugly Toons” que irrumpían en nuestras salas a través de la televisión con series como “Ren y Stimpy” de John Kricfalusi, “Beavis and Butthead” de Mike Judge y la perenne familia ambarina de Springfield “Los Simpsons” de Matt Groening en nuestro periódico sucedía lo mismo, pero en versión nacional, estático y monocromático, pero igual de contestatario y caótico…o más, tomando en cuenta que era a la mexicana.
 
Sin un discurso de rebeldía dirigida y sin un plan contra el “establishment”, pero con mucho talento, honesta irreverencia y ganas de reírse de uno mismo y de los que se dejaran, sin ganas de tentar a la censura, pero luchando contra ella en sus propios términos, nos obsequiaron del más sublime, grotesco, bobalicón e igualmente inteligente humor que hayamos leído en mucho tiempo.
Ahora, en el 2012, después de salir de las tiras y de andar del tingo al tango (¿Qué es un “tingo”?) en videos, páginas de internet, en la imaginación, los recuerdos y el lenguaje colectivo de toda una generación con frases como “No te claves en la textura”, “Que pacheca es la palabra ‘mapache’” y “ ‘orita me lo chento”, entre muchas otras más, el Santos y su colorido elenco de cerdos, demonios, ratas, sirenas, charros , peyotes y demonios llego POR FIN a las pantallas de cine gracias al equipo de Anima Estudios que aunque hicieron trizas a Don Gato y su Pandilla y son responsables de mantener vigente la imagen y presencia de El Chavo del Ocho, la más baja expresión del humor nacional, (después de Capulina y Manolin & Chillinsky ) en la TV, se les agradece el grandioso trabajo en la producción y animación de esta película, entiendo que hay que hacer cosas que uno no le gustan para poder hacer luego lo que uno en verdad quiere, asi es la vida.

 
El reparto de doblaje es perfecto, actores y cantantes de alto nivel divirtiéndose y abrazando el caos cachondo que es la obra de Jis y TRINO: Daniel Jiménez Cacho, todos los Bichir, Regina Orozco, Joaquín Cosío, José Maria Yazpic, Andres Bustamante, Guillermo del Toro, Cheech Marin y párale de contar…todos geniales, todos aportando su talento de manera extraordinaria.
Ahora, no solo es una película más, es la primera película basada en un comic o historieta mexicano en DECADAS (posiblemente la última antes de esta fue “Chanoc y El Hijo del Santo Vs. Los Vampiros Asesinos” de 1981), es un evento generacional (de ese tamaño…) imperdible para cualquiera que leyó las tiras originales o los recopilatorios.
 
Y un consejo. Esta película no es para personas amantes de la corrección política y que se ven a ellos mismos como campeones y adalides de la cultura que buscan en cada película una experiencia de sublime expresión artística, merecedora de todos los premios en festivales internaciones y que al verla que los ponga aún más alto en su pedestal de superioridad intelectual, muy por encima de las masas conformistas y sub educadas.
Es una película clasificación D para DESMADRE…si te gusta el desmadre, te encantara “El Santos contra La Tetona Mendoza”. Ni más ni menos y es más que suficiente….o mas sencillo, esta buena la cabrona.

Y si no lo creen así… ¡Pos Chuma, Pues!