Si hay algo que me irrita de los llamados “creativos” (Yo no tengo la desfachatez de auto nombrarme así, aunque trabajaba en el área de la creatividad) de las agencias de publicidad es que todos…TODOS sin excepción ilustran el concepto de “Heroísmo” con superhéroes, como si este fuera una invención de los escritores de historietas y que no existía hasta 1938. Una habilidad ficticia imposible de alcanzar tal como si fuera volar, leer mentes o lanzar relámpagos por los ojos y que aparece cuando nos muerde una araña radioactiva, nos hacemos de un anillo mágico o si venimos de un planeta lejano.
Están diciéndonos que el heroísmo es inalcanzable y superior a nuestras simples habilidades humanas, físicas y morales. Es absolutamente necesario tener un cuerpo perfecto, capa y mallas ajustadas para ser héroe, así que solo nos queda admirar las hazañas de estos personajes de papel.
Buena causa…mala aproximación.
Eso es una pila enorme de bosta de vaca humeante.Crea arquetipos irreales, limita las aspiraciones del público (y miren que el concepto general de contenidos “aspiracionales” lo encuentro deshonesto e insultante) y degrada el concepto de heroísmo e inclusive, al superhéroe como icono de la mitología moderna y la cultura popular.
En otras palabras: No tienen chingadas nalgas idea de que están hablando.
Para empezar. ¿Qué es un héroe?
En mi entender, cualquiera que sacrifica o arriesga su integridad física o su seguridad para llevar a cabo una hazaña de manera desinteresada a favor de un bien mayor o en beneficio de una causa noble.
Para mayor información, escuche usted la letra de “El Sueño Imposible” de la obra “El Hombre de La Mancha”.
De preferencia, cantada por Tulio Treviño y Juanin Juan Harry
Un paramédico en el turno de noche, que salva la vida de personas en situaciones de emergencia día con día.
Una madre soltera que tiene dos empleos para poder sacar adelante a sus hijos y poner comida en la mesa.
El padre de familia que trabaja horas extras para sacar un poco más de dinero para pagar las clases de música, de baile o el equipo de futbol de sus hijos, ayudándoles a cumplir sus sueños.
La maestra rural que enseña en una escuela sin ventanas y con goteras, en un pizarrón viejo y con los gises, cuadernos y lápices que compro con su raquítico sueldo a una docena de alumnos que tienen que compartir los libros de texto.
Aquel policía de barrio que podría hacerse de mucho dinero si aceptara sobornos, pero prefiere hacer las cosas bien sin importar las presiones.
La periodista que no se calla la verdad hasta las últimas consecuencias, haciéndosela llegar al público a pesar de amenazas y censura.
Los científicos que mal comen, mal duermen y medio viven buscando curas para enfermedades y opciones de energía limpia y sustentable o algún adelanto tecnológico que nos ayude a vivir mejor.
La lista continua y es larguísima: Bomberos, médicos, enfermeras, soldados, rescatistas, organizaciones no gubernamentales, voluntarios, idealistas e innovadores. Todos héroes, todos reales.
Y no me mal entiendan, me encantan los comics de superhéroes y estos nos ofrecen maravillosas historias y personajes que también nos pueden inspirar a ser mejores, a ayudar a los demás y luchar por lo que creemos. Los superhéroes nos regalan la ilusión de que aquellos que tienen el poder para cambiar las cosas, lo hacen desinteresadamente…y de forma espectacular, claro.
Todos y cada uno de nosotros tenemos lo necesario para convertirnos en héroes. Muy dentro de nosotros, oculto por el miedo, el egoísmo, la indiferencia, la impotencia, la corrupción, la apatía o condiciones fuera de nuestro control…pero estoy seguro que, cuando se presenta el momento correcto, pasaremos por alto todas limitaciones o excusas y haremos lo correcto.
Podemos ser héroes…aunque sea por un día.
Nos leemos.
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